Después de un Gran Premio de Bahréin para el olvido, donde según Max Verstappen “salió mal todo lo que podía salir mal”, el equipo directivo de Red Bull se reunió de urgencia para analizar a fondo lo ocurrido. El objetivo: frenar la preocupante caída en el rendimiento del RB21.
El viernes por la noche, mientras la organización alistaba la zona del podio en el Circuito Internacional de Bahréin, una imagen en la pantalla gigante llamó la atención: “SEGUNDA VICTORIA DE MAX EN 2025”. Sin embargo, la realidad fue muy distinta. Max terminó sexto, a medio minuto del ganador, en una carrera marcada por errores en boxes, frenos poco fiables y un coche difícil de controlar.
Un rendimiento lejos del esperado
A pesar de que en circuitos como Suzuka el RB21 mostró su potencial, en Bahréin las condiciones más cálidas y el asfalto abrasivo hicieron imposible encontrar el balance. La situación se agravó por un problema en el sistema de semáforos en boxes, lo que generó confusión en las paradas.
La frustración no tardó en llegar a los altos mandos. Christian Horner, Pierre Waché, Paul Monaghan y Helmut Marko se reunieron tras la carrera para analizar el desastroso rendimiento. El hecho de que Yuki Tsunoda terminara cerca de Verstappen no fue consuelo.
“En última instancia, puedes enmascararlo un poco a través de la puesta a punto, y pudimos lograrlo el fin de semana pasado en Suzuka”, comentó Horner. “Pero creo que esta carrera ha sacado a la luz algunos escollos que tenemos y que debemos solucionar rápidamente”.
“Entendemos dónde están los problemas, es introducir las soluciones lo que obviamente lleva un poco más de tiempo”.
Simuladores desconectados de la realidad
Uno de los mayores desafíos para Red Bull es que el comportamiento errático del RB21 no se puede replicar en el simulador, complicando la aplicación de soluciones eficaces. La brecha entre lo que ven en sus herramientas digitales y lo que ocurre en pista es cada vez más evidente.
“Las soluciones, con lo que vemos en nuestras herramientas (de simulación) en comparación con lo que estamos viendo en la pista en este momento, no se correlacionan”, reconoció Horner. “Eso es lo que tenemos que llegar al fondo – ¿por qué no podemos ver en nuestras herramientas lo que estamos viendo en el circuito?”
“Cuando se produce una desconexión de este tipo, hay que resolverla. Tenemos un gran equipo técnico que ha fabricado coches increíbles en los últimos años y confío en que llegarán al fondo del asunto”.
“Pero, literalmente, la herramienta no reproduce lo que vemos en la pista. En ese punto, es como decir la hora en dos relojes diferentes”.
¿Qué sigue para Red Bull?
En un entorno en el que los presupuestos están limitados, y las horas de túnel de viento y CFD son reguladas, las simulaciones son clave. Sin embargo, si estas no reflejan la realidad, Red Bull se enfrenta a una lucha cuesta arriba en términos de desarrollo.
La escudería ya perdió al genio técnico Adrian Newey recientemente, y aunque intentan mostrar fortaleza, los resultados están empezando a poner presión sobre la cúpula y, especialmente, sobre la continuidad de Verstappen si no se revierten los resultados.
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