Red Bull sigue en la búsqueda de un compañero a la altura de Max Verstappen, pero su estrategia de formación de pilotos genera cada vez más dudas. Liam Lawson fue la última víctima del “torneo de la ruleta rusa” dirigido por Helmut Marko, y ahora es el turno de Yuki Tsunoda.
Un sistema que quema talento
Desde hace años, Red Bull ha apostado por encontrar el próximo “Verstappen-bis”, pero la realidad muestra que esa búsqueda solo ha llevado a una rotación constante de pilotos. Alexander Albon, quien también sufrió este sistema, describió lo que es manejar un Red Bull: “Es como usar un ordenador con el ratón al máximo de sensibilidad”.
Lawson, con poco tiempo de adaptación y enfrentando un monoplaza complicado, no logró adaptarse a las exigencias del RB21. Mientras tanto, el equipo sigue con una estrategia que desgasta a sus jóvenes talentos sin brindarles un desarrollo adecuado.
¿McLaren tiene la clave del éxito?
En contraste, McLaren ha demostrado que un enfoque diferente puede dar frutos. Oscar Piastri ha sido moldeado pacientemente, con un proceso estructurado que ha permitido su evolución constante. “Todo el trabajo que hicimos juntos lo aprovechamos de la mejor manera posible”, señaló Andrea Stella tras el reciente éxito de su piloto en Shanghái.
El reto de Tsunoda y el incierto futuro de Lawson
Ahora, Tsunoda tiene la oportunidad de demostrar su valía en la carrera de casa, pero con la incertidumbre de su futuro tras la salida de Honda de Red Bull a final de temporada. Mientras tanto, para Lawson, su regreso a Racing Bulls parece más un preámbulo a su salida definitiva que una segunda oportunidad real.
Con un monoplaza cada vez más difícil de manejar y un sistema que sigue perdiendo talento en el camino, la pregunta es inevitable: ¿seguirá Red Bull con su estrategia o tomará nota de equipos como McLaren para desarrollar a sus futuros campeones?
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