El inicio de temporada de Aston Martin ha sido complicado, y aunque Adrian Newey llegó al equipo con la misión de centrarse en el reglamento de 2026, la situación actual podría obligarlo a intervenir antes de lo previsto.
Los multimillonarios no son conocidos por su paciencia, y bajo la propiedad de Lawrence Stroll, el equipo ha visto constantes cambios en su estructura. Desde la llegada de Enrico Cardile como director técnico hasta múltiples reestructuraciones, el “campus” de Aston Martin se ha convertido en un torbellino de ajustes y decisiones estratégicas.
Mientras Ferrari intenta retrasar la incorporación de Cardile, la llegada de Newey podría marcar un punto de inflexión. Históricamente, el genio de la aerodinámica ha evitado involucrarse en la depuración de coches existentes cuando llega a un nuevo equipo, pero con el AMR25 mostrando serios problemas de rendimiento, esa estrategia podría cambiar.
Los resultados recientes hablan por sí solos: ambos coches eliminados en la Q2 de Australia, Stroll noveno en China y Alonso fuera por problemas de frenos. En Japón, Stroll terminó último y Alonso quedó fuera del top 10 tras luchar con un coche impredecible.
“No somos lo suficientemente rápidos como para estar entre los 10 primeros”, declaró Alonso. “Creo que ni siquiera somos lo suficientemente rápidos para estar entre los 18 primeros. Así que ser 11º es un milagro”.
Los datos respaldan su frustración: el AMR25 es uno de los coches más lentos en rectas, sacrificando velocidad para intentar ganar rendimiento en curvas. Además, es extremadamente sensible a los cambios de viento, un factor que ya ha afectado negativamente a las carreras del equipo.
La presión interna también es alta. Tras cada carrera decepcionante, la tensión aumenta en la fábrica y Stroll Sr. no duda en exigir resultados. Todo indica que en algún momento Newey tendrá que tomar las riendas del proyecto 2025, pero ¿hasta qué punto podrá influir en un concepto ya defectuoso?
Newey es un creativo, un visionario. Históricamente, ha preferido construir desde cero en lugar de intentar solucionar problemas estructurales en diseños fallidos. ¿Le permitirá Aston Martin enfocar sus esfuerzos en el 2026, o lo arrastrará al rescate del AMR25?
“Siempre intento dibujar con pasión”, escribió en su autobiografía. “Lo difícil es saber cuándo dejar de azotar al caballo muerto y pasar a otra cosa”.
La gran pregunta es: ¿estará Aston Martin dispuesto a admitir que el AMR25 es un caballo muerto y permitir que Newey se enfoque en construir un futuro exitoso?
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