La Fórmula 1 está viviendo una auténtica revolución en Estados Unidos. El país norteamericano, tradicionalmente más enfocado en deportes como la NFL, NBA o Nascar, ha sido seducido por la velocidad, el glamour y la estrategia de un campeonato global que ha sabido leer al mercado como pocos. Hoy, con tres Grandes Premios en suelo estadounidense (Miami, Austin y Las Vegas) y más de 52 millones de aficionados, el “sueño americano” de la F1 es ya una contundente realidad.
“En los últimos cinco años, hemos implementado una estrategia muy específica para acercar cada vez más la Fórmula 1 a los aficionados estadounidenses —no sólo durante los fines de semana de carreras, sino durante todo el año, a través de contenidos, eventos y nuevas plataformas de compromiso—”, explicó Stefano Domenicali, CEO de la F1. Y vaya si ha funcionado: la audiencia en ESPN se ha duplicado desde 2018 y Drive to Survive, la serie documental de Netflix, ha sido la chispa que encendió el motor emocional del nuevo fan estadounidense.
La clave ha sido entender que la F1 no compite solo con otros deportes, sino con todo el entretenimiento digital. La plataforma ha seducido especialmente a la Generación Z y la Generación Alfa, logrando que una nueva audiencia —más joven, más diversa y más activa en redes sociales— se sienta parte del paddock. “El deporte se ha vuelto más joven, se ha vuelto más popular”, dijo Jefferson Slack, CMO de Aston Martin F1.
Y las marcas lo saben: EE.UU. ha superado a Italia como el principal mercado de patrocinadores de Ferrari, y el número de socios estadounidenses en la F1 se ha más que duplicado desde 2018, alcanzando los 115 en 2025. Con la llegada de Cadillac como constructor oficial en 2026, el vínculo entre el automovilismo de élite y la industria automotriz americana se consolida aún más.
Además, la F1 no se detiene. Este año veremos el estreno de la película oficial de F1 protagonizada por Brad Pitt, una superproducción que se espera tenga un impacto cultural tan fuerte como Drive to Survive. “Tenemos que ser culturalmente relevantes en EE.UU., y ese es el núcleo de nuestra estrategia”, afirmó Domenicali.
John Rowady, CEO de la agencia de marketing deportivo rEvolution, resume este fenómeno con claridad: “La F1 se ha convertido en parte del tejido deportivo estadounidense, y está aquí para quedarse. Es la única ‘superliga’ global que conecta con audiencias desde cualquier parte del mundo sin competir con los deportes tradicionales de pelota y palo”.
Aunque aún hay desafíos —como mejorar el merchandising, democratizar el acceso a experiencias y ampliar puntos de contacto físicos y digitales—, la F1 ya ha hecho historia. Hoy, un fan de la F1 en EE.UU. tiene en promedio 32 años, frente a los 50 de la NFL, y muchas de esas nuevas voces son jóvenes universitarias o mujeres que comparten la emoción con sus familias. El futuro de la categoría reina en el país de las barras y estrellas parece imparable.
Esto no es solo una moda. Es una estrategia sólida de expansión global, cultural y digital que está revolucionando el deporte motor como lo conocemos. Y lo mejor… es que esto recién empieza.
¡Gracias por acompañarnos en TotalMotor! Nos vemos en la próxima curva.
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