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Yamaha está a punto de iniciar un nuevo capítulo en MotoGP con una estrategia que podría marcar un antes y un después en su historia reciente. La alianza estratégica con Pramac representa una oportunidad única para la marca de Iwata de recuperar la gloria perdida en los últimos años, siempre y cuando cambie radicalmente su enfoque hacia los equipos satélites.
Durante demasiado tiempo, Yamaha trató estos acuerdos como una fuente de ingresos más que como una herramienta deportiva esencial. Este error táctico ha quedado evidente en las últimas temporadas, donde la ausencia de motos satélites en la parrilla redujo drásticamente la capacidad de Yamaha para recopilar datos, desarrollar soluciones técnicas y competir al nivel de Ducati o Aprilia. “Entendimos que el juego ha cambiado en los últimos años y que necesitábamos más motos y pilotos oficiales. Queremos trabajar juntos, como un equipo, para devolver a Yamaha a donde se merece estar” , declaró Paolo Pavesio, el nuevo director de la división de competición de Yamaha, durante la presentación del proyecto 2025.
Este cambio de mentalidad es crucial: Pramac no será un simple cliente, sino una extensión integral de la estructura oficial, con cuatro motos idénticas en pista y un enfoque colaborativo inspirado en el modelo de éxito de Ducati.
El pasado de Yamaha con sus equipos satélites estuvo marcado por limitaciones técnicas y falta de apoyo, algo que Hervé Poncharal, exdueño de Tech3, recuerda con frustración. “En aquella época, Yamaha no consideraba que ningún equipo satélite pudiera aportar nada en términos de desarrollo. Nuestras motos eran negras, pero si rascabas el negro, salía el azul de las motos oficiales del año anterior.” Esta mentalidad no solo dejó a Yamaha con menos datos y un desarrollo ralentizado, sino que también alienó a sus socios.
Pol Espargaró, quien debutó en MotoGP bajo los colores de Tech3, fue igual de crítico: “Yamaha me hizo muchas promesas que luego no cumplió. A veces preferiría ganar menos dinero y que me dieran mejor material.” El abandono progresivo de equipos satélites como Tech3, RNF y Sepang Racing Team dejó a Yamaha con una estructura insuficiente para competir en una era donde Ducati y KTM han demostrado que el éxito pasa por maximizar el potencial de estas alianzas. Ahora, con Gino Borsoi liderando el proyecto desde Pramac y Max Bartolini trayendo su experiencia desde Ducati, Yamaha tiene la oportunidad de replicar el modelo que ha llevado a Borgo Panigale a dominar el paddock. “No hay que inventar nada, sólo copiar lo que funciona y ya está” , asegura Borsoi.
Un modelo inspirado en Ducati
Ducati ha demostrado que el éxito en MotoGP no solo depende de la calidad de la moto oficial, sino también de la capacidad de los equipos satélites para contribuir al desarrollo general. Jorge Martín, corriendo para Pramac, logró imponerse incluso a Francesco Bagnaia, piloto oficial, en la lucha por el título mundial, gracias al apoyo técnico y material recibido.
Este enfoque colaborativo ha permitido a Ducati mantenerse en la cima, con múltiples motos competitivas en la parrilla. Yamaha parece haber entendido finalmente esta lección. Paolo Campinoti, propietario de Pramac, destacó que esta nueva relación será completamente diferente a las anteriores: “Se trata de ser parte de la familia, no sólo un cliente.”
Para ello, Yamaha deberá garantizar que tanto Jack Miller como Miguel Oliveira, pilotos del equipo Pramac, cuenten con el mismo nivel de soporte técnico y material que Fabio Quartararo y Alex Rins en el equipo oficial. Esto incluye acceso a las últimas actualizaciones y un flujo constante de comunicación entre ambos equipos.
La llegada de Max Bartolini como director técnico es otro elemento clave en este proceso. Su experiencia en Ducati le ha dado una visión completa de cómo gestionar una estructura satélite exitosa. Según Borsoi, “Max les ha dado una visión más completa. Con nuestra experiencia y la de Bartolini, intentaremos exportar esa forma de trabajar de Ducati a Yamaha.” Este enfoque no solo reducirá el tiempo necesario para poner la M1 en su sitio, sino que también permitirá a Yamaha aprovechar al máximo el talento de sus pilotos y el feedback de sus equipos satélites.
Sin embargo, el desafío estará en asegurarse de que esta nueva colaboración no quede en palabras, sino que se traduzca en resultados tangibles en la pista. El shakedown previo a los test de Sepang mostró señales positivas, con Quartararo liderando los tiempos, pero aún queda mucho camino por recorrer.
Una oportunidad histórica para Yamaha
El momento es crítico para Yamaha. La marca japonesa, que alguna vez fue sinónimo de éxito en MotoGP, ha caído en un agujero del que necesita salir urgentemente. La decisión de trabajar mano a mano con Pramac no solo refleja un cambio estratégico, sino también una adaptación cultural dentro de la empresa.
Los métodos tradicionales que funcionaron durante décadas han quedado obsoletos en una era donde la innovación, la colaboración y la flexibilidad son esenciales. Si Yamaha logra implementar este nuevo modelo de manera efectiva, podría recuperar su posición como una de las marcas más competitivas del paddock. Pero si falla, el declive podría profundizarse aún más. Como bien señaló Poncharal, “los japoneses son muy competitivos porque tienen mucha historia y métodos. Ahora, la conexión entre Japón y Europa será muy potente y seguramente ascenderán.” Solo el tiempo dirá si esta nueva etapa marca el renacimiento de Yamaha en MotoGP.
🏁 ¿Crees que Yamaha puede recuperar su posición en MotoGP con este nuevo enfoque? ¿Qué opinas del modelo de colaboración con Pramac? ¡Déjanos tus comentarios y comparte tu opinión con nosotros! 🏁
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