Oliver Oakes, el director de equipo más joven de la Fórmula 1, tiene un plan claro y ambicioso para llevar a Alpine a lo más alto. A sus 37 años, Oakes no solo cuenta con una sólida trayectoria como piloto y estratega en categorías junior, sino que también ha demostrado ser un líder visionario capaz de gestionar equipos con eficiencia y sostenibilidad.
Su experiencia abarca desde dirigir equipos de karting hasta liderar Hitech GP, donde logró desarrollar talentos como George Russell, Callum Ilott y Marcus Armstrong. Estos éxitos le han dado una perspectiva única sobre cómo construir un equipo competitivo desde cero, algo que ahora busca replicar en Alpine. “En mi mandato, no quiero que el equipo tenga nunca dificultades financieras”, declara Oakes, destacando su enfoque equilibrado entre el rendimiento deportivo y la gestión responsable. Este enfoque parece alinearse perfectamente con los objetivos de Luca de Meo, director general de Renault, quien busca un equipo bien gestionado sin depender de inyecciones masivas de capital.
La carrera de Oakes está marcada por su obsesión por la Fórmula 1, incluso desde sus días como entrenador de jóvenes pilotos en el karting. “Siempre tuve mi corazón puesto en la F1”, recuerda.
En aquel entonces, tras colgar el casco como piloto, decidió dedicarse a entrenar a jóvenes talentos y fundó Team Oakes, un equipo de karting que rápidamente se convirtió en una plataforma para descubrir futuras estrellas del automovilismo. “El karting es genial, cada fin de semana hay una carrera en algún sitio”, comenta Oakes, recordando cómo vivía y respiraba las carreras durante esos años. “Fueron como 260 días en la carretera en un año. Parece una locura, pero no lo fue. Fue una época muy buena”. Este período le permitió entender las necesidades de los pilotos jóvenes y desarrollar una filosofía de trabajo centrada en la mejora continua y la adaptabilidad.
Con el tiempo, Oakes llevó su experiencia al siguiente nivel al fundar Hitech GP, un equipo que comenzó con apenas 12 o 14 personas y que, bajo su liderazgo, creció hasta contar con 100 empleados. Este crecimiento no fue casual, sino el resultado de una hoja de ruta clara y estratégica. “Quería que nuestros valores fueran los de un equipo realmente bueno”, explica. “Llevamos las cosas a un alto nivel. Pero también, bajo mi mandato, no quiero que el equipo tenga nunca dificultades financieras”.
Para Oakes, ganar no significa sacrificar la salud financiera del equipo, una lección que aprendió al enfrentarse a los desafíos de competir en categorías junior. “En los campeonatos juveniles ganar es fácil, si no diriges un negocio como es debido y si te limitas a gastar mucho dinero”, reflexiona. Esta mentalidad lo ha convertido en un candidato ideal para liderar Alpine, un equipo que necesita consolidarse tanto en la pista como fuera de ella.
Oakes también destaca por su capacidad para trabajar con jóvenes talentos y ayudarlos a alcanzar su máximo potencial. Durante su tiempo en Hitech GP, colaboró con pilotos como George Russell, quien ya mostraba cualidades excepcionales desde su primer año en el equipo. “Me río cuando lo veo en la tele ahora en la F1, ya sabes, sigue siendo lo que era entonces: súper comprometido, muy insistente”, comenta Oakes con orgullo. Además, su relación con pilotos como Marcus Armstrong y Nikita Mazepin le permitió comprender las diferentes personalidades y necesidades de los conductores, algo que considera crucial para construir un equipo cohesionado. “Verlos pasar de jóvenes a los coches fue genial”, recuerda. “Cuando los ves ahora, con veintitantos años, es divertido pensar en cómo eran”.
Ahora, en Alpine, Oakes enfrenta uno de los desafíos más grandes de su carrera: transformar a un equipo con altibajos en un contendiente sólido y consistente en la Fórmula 1. Para ello, ha establecido una filosofía de liderazgo basada en empoderar a su equipo y eliminar obstáculos que puedan impedirles hacer su trabajo. “El verdadero trabajo de un líder es capacitar a todos en el equipo para que puedan hacer su trabajo”, afirma. Esta mentalidad, combinada con su experiencia en la gestión de recursos y el desarrollo de talento, podría ser la clave para llevar a Alpine al éxito. Junto con Flavio Briatore, Oakes parece formar el tándem adecuado para impulsar al equipo hacia un futuro brillante.
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